A finales de 2014 tuve la oportunidad de ver una película que inmediatamente quedaría entre mis cintas favoritas de los últimos años: "Whiplash" de Damien Chazelle, la historia de un baterista que soñaba con transcender en el mundo del jazz y dejar su marca en la historia, enfrentado a la malévola y catárquica presencia de un radical profesor de música cuyo objetivo en sus propias palabras era "Impulsar a las personas a ser más de lo que se espera de ellos". La cinta me emocionó especialmente por el conflicto moral que nos planetaba, la historia escrita por el propio director es aún una de mis favoritas.
Entonces me propuse seguir siempre el trabajo de Chazelle ya que para ser apenas su segundo filme y ya estar haciéndose camino en el mundo del cine, era un éxito realmente impresionante. En 2016 participó en la escritura del guion de "Cloverfield 10 Lane" cuya tensión psicológica entre los personajes realmente disfruté (a pesar de no quedarme muy convencido con el final). Y es ahora que finalmente llega a Perú su tercera película que además de ganarse el estar en boca de todos y ser recomendada una y otra vez, se llevó nada más que 7 Globos de Oro la noche anterior a su estreno aquí.
Este retrasado estreno fue realmente una tortura personal puesto que en distintas páginas web y grupos de cine se comentaba lo genial y divertida que era, y mientras otros países ya podían disfrutarla en sus salas de cine yo tuve que esperar semanas en las que tuve que tener cuidado para no arruinarme a mí mismo el entretenimiento de ver la película, puesto que la comunidad de internet está plagada de spoilers y opiniones que pueden influenciar fácilmente a uno.
Pero finalmente está aquí, ya pude verla y si bien no soy fanático de los musicales y apenas he visto tres en toda mi vida (y eso que solo fue porque no tenía nada más que ver) decidí arriesgarme a pagar una entrada para poder ver el trabajo de este ascendente director cuyo trabajo, como ya mencioné, admiro demasiado.
Quizás la más dura prueba por la que pasé (y de seguro muchos pasan) a la hora de ver un musical es la idea predeterminada que tenemos de ellos: alegres, vivaces, coloridas, radiantes y sobre todo románticas; ideas que luchamos por aceptar puesto que la vida real no es así, no es tan sencilla, no es tan simple como encontrar al amor de tu vida en un solo día o ver cumplidos tus sueños con apenas dificultades; son ideas falsas e inverosímiles pero que conservan cierto encanto y deseo, en el caso de los soñadores es incluso más, pero el verdadero logro de Chazelle con esta película no sólo es dejarnos llevar por este tipo de historias, sino llevarlas más allá.
Se habla muchas veces que el cine no se trata de contar historias sumamente originales, sino innovar la forma en que las cuentas, el poder de contar una historia conocida de manera única. En "La La Land" tenemos esa clase de argumento, si les contaran la historia sobre una joven soñadora que llega a Los Ángeles con el objetivo de ser actriz pero que vive constantemente las decepciones de un mundo que no aprecia su talento ¿Dirían que es una historia espléndida y original? claro que no, raya en ser un cliché; en otro ejemplo tenemos a la pareja protagonista que en un inicio no se llevan bien pero que por casualidades de la vida pasan una noche fantástica y desde entonces son los seres más románticos del mundo, también otro cliché, así que la trama de esta película no es del todo original, pero su forma de evolucionar y desarrollarse es fascinante.
Cautivación visual y sonora
Al entrar a la sala de cine a ver un musical uno sabe que habrá momentos alegres y divertidos con más de una escena cursi, y de hecho en un inicio "La La Land" es así. Veo esta cinta como una obra dividida en dos partes, la primera busca cautivarnos y sorprendernos con el despliegue visual, técnico y sonoro del cual Chazielle y su equipo técnico hacen uso sin freno y de manera magistral; la fotografía que nos ofrece Linus Sandgren es colorida, sólida, cuidada y estéticamente alegre. El manejo de cámaras en los planos secuencia está llenos de detalles y viveza que los ojos del espectador no pueden quedarse quietos ni aburrirse en ningún momento. Las canciones primaverales y joviales que sirven para imprimir simpatía en la historia
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Los personajes secundarios no son muy explorados en esta parte de la cinta ya que aportan poco o nada a la historia, logrando mantenerla simple y entendible para pasar a lo bueno.
Empatizamos más con los personajes
Hasta ahora todo bien, tenemos una historia entretenida pero común, alegre y expresiva pero por el momento nada que no veríamos en cualquier otro musical, todo es felicidad y amor. Es en la segunda parte donde creo que la historia avanza progresivamente hasta llegar al clímax que no dejará indiferente a nadie.
La primera parte sirvió para envolvernos y sentir la atmósfera de musical moderno pero con tintes de antaño. Pudimos conocer y sujetarnos a nuestros personajes pero es a partir de este punto que empezamos a empatizar seriamente con ellos, los conflictos se vuelven más complicados, sus miedos son más entendibles, su sufrimiento y amor se siente más real, hacemos una exploración psicológica por ellos y esto los vuelve más humanos, más reales. Los personajes secundarios ahora tienen un papel e influencia más relevante para la trama y el sentimentalismo se aborda de una manera más certera y relacional.
Aquí se rompe la ilusión de cuento de hadas que puede tener no solo cualquier musical sino también cualquier historia romántica. El cambio de entorno se construye (al igual que en la primera parte) a través de la estética y las canciones, aquí pude realmente empezar no sólo a creer en los personajes sino en familiarizarme con ellos.
Ciudad de Sueños
Primero nos cautivó el despliegue artístico de la película, que sirve como una invitación a su propio mundo y personajes; para luego pasar a la exploración y construcción de ellos y así avanzar progresivamente en una historia que cada vez tiene más dificultades, más realismo y más sentimiento. Todo esto para llegar a una de las mejores secuencias finales que he visto en mi vida.
"La La Land" no es una historia nueva, pero si es una historia bien contada, bien filmada, ejecutada y actuada. Las canciones, fotografía, guion, personajes y secuencias quedarán mucho tiempo en la memoria del colectivo cinéfilo y es una apuesta segura en muchas categorías de los Óscares que veremos en poco tiempo. Mi calificación es 9/10, recomendada.
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